El arte de hablar: el discurso como herramienta transformadora.

¿Sabías qué la habilidad de aprender nuevas palabras y sostener un discurso, se basa en una comunicación eficiente entre las zonas del cerebro que controlan el movimiento y la audición? Esta es una de las habilidades que genera mayores conexiones neuronales. Debido a que hay miles de millones de células nerviosas con la misma información genética, que se encargan de diferentes funciones como la audición y la visión (Instituto Canadiense para la Investigación Avanzada, 2005).

Por lo cual, se diferencian durante el desarrollo temprano para asumir las diferentes funciones. Obviamente, el lenguaje y la lectura son influenciadas por las circunstancias de la vida a edades tempranas, esto lo hace uno de los desarrollos más importantes en los primeros años con conexiones sinápticas entre las neuronas en las diferentes partes del cerebro, que hace posible que este lleve a cabo sus funciones (Instituto Canadiense para la Investigación Avanzada, 2005).

Partiendo de la idea anterior respecto a la capacidad de sostener un discurso, esta toma la importancia no solo dentro del estudio sino en la vida. A través del tiempo se ha visto la relevancia que ha tomado el discurso como medio de expresión de opiniones, pensamientos, e injusticias, también es de gran utilidad como método de estudio, ya que facilita la retención y comprensión de información. Tener acceso a discursos es esencial para que las personas puedan brindar opiniones informadas, lo cual lo hace de las formas más efectivas de comunicación para lograr un entendimiento genuino para todas las partes involucradas en un proceso.

Uno de los puntos más fuertes del discurso es su relación con el poder y su carácter de cambio como se hace mención en el libro Discurso y Poder de Van Dijk (2011). Esto se puede ver reflejado en distintos grupos, sucesos, o incluso en personas de carácter político o social como lo son, Rigoberta Menchú, Barack Obama, Marthin Luther King, entre otras personas que han utilizado su voz por medio del discurso para compartir, concientizar y visibilizar sus experiencias y conocimiento deciden ser transmitidos por medio del discurso, a través del mismo conseguir un fin, ya que desempeña un papel crucial en la promoción del activismo y en dar voz a las injusticias.

Van Dijk (2011) comenta que un elemento básico para el proceso de elaboración del discurso son las estructuras y estrategias de “acceso”, quién controla la preparación, los participantes, los objetivos, el lenguaje, el género, los actos del habla, los temas, los esquemas (por ejemplo, los titulares, las citas) el estilo y la retórica entre otras características del texto y de los eventos comunicativos.

Dicho lo anterior, nace la pregunta ¿cómo puedo usar a mi favor el discurso? En el ámbito educativo juega un rol importante, Castillo (2008) señala que dado el valor que posee la comunicación oral para el desempeño en sociedad de cada alumno, en el contexto educativo es de vital importancia.

La clave del proceso enseñanza/aprendizaje es que el estudiante pueda desarrollar tanto la dimensión personal como la social. Como mencionan Fuentes, et al. (2017), Comenta acerca de la esencia de la dinámica como el proceso está en estimular y potenciar el desarrollo individual y social de cada  estudiante capaz de propiciarla independencia y la creación.

Un ejemplo es la preparación de una exposición oral en equipo, implica no solamente determinar las acciones desde un punto de vista conceptual, sino fundamentalmente desde un plano didáctico y de colaboración entre los miembros del grupo.

Por lo tanto, de  los principales aspectos positivos de la implementación de las presentaciones orales que se desarrollan en las aulas, es que su foco es el estudiante. Cuando se solicita a los alumnos que preparen y pongan en práctica una exposición, se demuestra el control directo que ellos tienen tanto del contenido como del desempeño en el aula, debido a que los alumnos expositores tienen la capacidad de seleccionar los aspectos relevantes sobre los cuales van a focalizar la atención, elegir los elementos lingüísticos que quieren usar para exponer y decidir cómo lo explicarán a sus compañeros de clase. En otras palabras, se programa un contexto en el que los propios estudiantes están actuando como profesores y alumnos, a la vez (Apple & Kikuchi, 2007; Brooks & Wilson, 2014).

Artículo realizado por María Oliveros

Diseño por Caterina Rosito