Tomando en cuenta que la resiliencia es la capacidad de adaptación de un sistema, comunidad o individuo expuesto al peligro. Dicha adaptación significa resistir o cambiar para alcanzar o mantener un nivel adaptable de funcionamiento y estructura. La resiliencia depende de las estrategias de afrontamiento y las aptitudes para la resolución de problemas, capacidad de buscar apoyo, motivación, optimismo, fe, perseverancia e ingenio.

Desde mi experiencia o circunstancias vividas en los tiempos de COVID-19, consideré necesario el Identificar las emociones lo cual indica ser capaz de reconocer ¿cómo nos estamos sintiendo?, poder nombrar esa emoción conociendo lo que significa y lograr encontrar las causas que nos las producen, así como su manifestación hacia los demás.

Para luego, poder ir al siguiente paso que en mi caso fue Gestionar las emociones, lo cual implica lograr reconocer lo que estamos sintiendo y como lo estamos expresando, de modo que al tener conciencia de ello logremos controlar nuestras reacciones ante determinados eventos inesperados.

Identificar las emociones y luego gestionarlas, creo que en lo personal me llevó a lo que conocemos o hemos escuchado como inteligencia emocional, que es la que nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que se puedan presentar en nuestra vida diaria, para así mejorar la capacidad de trabajo en equipo o adoptar una actitud empática y social que nos brinda mayores posibilidades de desarrollo personal.

En lo personal considero que aunque ya han transcurrido 2 años desde que este suceso vino a cambiar por completo nuestras vidas y de cierta forma a presentar un riesgo o a pasar de la tranquilidad, que veníamos viviendo, a estar expuestos al COVID-19, considero que como para mí y también para muchas personas esto presentó un vaivén de emociones, entre la incertidumbre, el miedo, la impotencia y si a esto se le suma los retos que esto presentó y sigue presentando como: económicos, educativos, tecnológico, etc.

Los cambios que anteriormente mencioné, como yo los he vivido han sucedido en las siguientes etapas:
Conocimiento del virus, representaba una alarma o alerta, pensé que si estaba en otros países más desarrollados tendría que llegar acá, desde ese momento me invadió el miedo.

Confinamiento en principio 40 días, pero como no se reflejaban mejoras este se prolongó por un tiempo largo, ahí la incertidumbre, desesperación, intranquilidad, terror porque algún miembro se fuese a enfermar y fallecer, pero considero que también trajo emociones positivas, unión, compresión, responsabilidad, protección por cada miembro y por tu salud.

Vacunas en ese momento pues estaba la desinformación que a muchos nos causaba miedo, inquietud por esperar el momento en que llegara mi turno de poder adquirir la vacuna, incertidumbre de saber si serviría o no, desconfianza.

Aprender a vivir con el Covid-19 pese a que una gran cantidad de personas aún no están vacunadas, no respetan las medidas de seguridad y con las nuevas disposiciones que recientemente el presidente de la república de Guatemala ha informado, puede representar un nuevo cambio, yo lo tomo como un nuevo proceso de adaptación, que desde luego presenta riesgos que debemos afrontar y consigo otras emociones por identificar.

Ante todo esto que nos representó y nos sigue representando, la existencia de este virus Covid-19, he tratado de utilizar los 3 pasos planteados al principio: el conocer, vivir de cierta forma, ser consciente de las emociones, nos permite encontrar las formas de canalizarlas, lo cual nos facilita la expresión de las mismas ante los demás, de una forma sana o certera y a su vez estar consciente de lo que siento o nombre mis emociones me permitirá tener una mayor capacidad de resiliencia o resistencia a los cambios, retos o riesgos ante los que me vea expuesta.

Referencias
- Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Editorial Kairós. España.
- Red Institucional para la Educación en Situación de Emergencia – INEE-(2008). Nota de orientación de la INEE sobre apoyo Psicosocial, facilitando el bienestar psicosocial y la psicoeducación. Nueva York.
Articulo escrito por: Kristel Noemi Ochoa López